Mascotas y niños: un vínculo que enseña y protege
Convivir con perros o gatos aporta beneficios físicos, emocionales y sociales a los niños. Claves para una tenencia segura y responsable.
El valor del vínculo entre niños y mascotas
Aunque de chica no me crié con animales, hoy puedo decir que el vínculo que se genera entre un niño y la mascota de la familia es algo único. No solo le da compañía, también lo ayuda a ser más responsable, cuidadoso, empático y a aprender sobre órdenes, límites y rutinas. La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda elegir animales domésticos como perros o gatos para la crianza, y no especies exóticas, que no deberían estar en cautiverio.
¿Desde qué edad es recomendable?
No hay una edad exacta, pero a partir de los seis años los chicos tienen más control en sus movimientos y pueden asumir pequeñas responsabilidades. En cambio, los menores de cuatro años son más torpes, y es común que tiren de orejas, colas o bigotes, lo que puede provocar reacciones defensivas en el animal. Por eso, la recomendación más segura es que, sin importar la edad, siempre haya supervisión adulta.
Cómo enseñar a interactuar con los animales
Tratar con suavidad y respeto.
No tirar de ninguna parte del cuerpo ni introducir objetos en sus orejas.
Acercarse desde abajo, no desde arriba, para que no se sientan amenazados.
Respetar cuándo el animal quiere o no recibir caricias.
Involucrar al niño en la rutina de cuidado: llenar el plato de comida o agua, acompañar al veterinario, participar en paseos.
Mascotas y niños con capacidades especiales
En niños con trastornos del espectro autista o capacidades diferentes, el vínculo con una mascota puede ser especialmente valioso. Muchas veces el animal se convierte en un verdadero compañero, protector y puente de comunicación.
Prevención de enfermedades y cuidados sanitarios
La clave para evitar problemas de salud es tener una tenencia responsable:
Vacunar: quíntuple en perros, triple en gatos y antirrábica en ambos.
Desparasitar periódicamente.
Mantener buena higiene del animal y del hogar.
Manipular las heces con guantes y lavarse las manos después.
Airear ambientes, sacudir sábanas y limpiar pisos con frecuencia.
Enfermedades como la rabia o la toxoplasmosis pueden prevenirse fácilmente con cuidados básicos.
Cuando hay mordeduras o arañazos
Si un animal hiere a un niño, hay que evaluar si esa familia está preparada para cuidarlo. No se trata de castigar o abandonar, sino de buscar un hogar donde pueda estar seguro y bien cuidado. También es importante entender por qué reaccionó así: miedo, estar atado, sentirse invadido o no estar acostumbrado a niños.
Mensaje final a las familias
Tener una mascota es una responsabilidad grande, pero los beneficios que aporta a los niños son enormes. Con un animal limpio, vacunado, desparasitado y bien cuidado, la convivencia es segura y llena de aprendizajes. Al final, nuestras mascotas se vuelven parte de la familia y, si ellos están sanos, nosotros también.
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