Día Mundial de la Salud Sexual y Reproductiva: un llamado a la prevención en adolescentes

La salud sexual y reproductiva es clave en la adolescencia. Prevención, educación y acompañamiento son responsabilidades compartidas por la familia, la escuela y también la pediatría.


Por Dra. María Cecilia Rea - Pediatra y especialista en Cuidados Paliativos Infantiles (MP 9087)

Salud sexual y adolescencia
La adolescencia no es solo una etapa de crecimiento físico, sino también de maduración emocional y social. Allí la salud sexual y reproductiva ocupa un lugar central. Comprender cómo funciona el propio cuerpo, aprender a respetarlo y saber poner límites son aprendizajes fundamentales.

Los adolescentes necesitan información confiable y accesible. Si no la reciben en casa o en la escuela, la buscarán en otros lugares, con el riesgo de encontrar datos erróneos o incompletos. Por eso, abrir el diálogo desde temprano es una herramienta de cuidado.

El riesgo del embarazo adolescente
Un embarazo en menores de 15 años es considerado de alto riesgo por la Organización Mundial de la Salud. El cuerpo aún en desarrollo no siempre está preparado para sostener una gestación sin complicaciones.

A esto se suma la vulnerabilidad emocional y la falta de herramientas para enfrentar decisiones tan grandes. La prevención, el acompañamiento y la presencia de los adultos son las principales formas de evitar que los adolescentes se enfrenten a situaciones que marquen su vida de manera irreversible.

Educación sexual integral: familia y escuela
La primera escuela de la vida es el hogar. Cuando los temas se silencian en casa, los adolescentes se ven obligados a recurrir a la calle o a internet. Allí, muchas veces, encuentran mitos y creencias equivocadas.

La educación sexual integral no busca promover conductas sexuales, sino dar herramientas para decidir con responsabilidad, prevenir embarazos no deseados y evitar infecciones de transmisión sexual. La familia y la escuela cumplen roles distintos pero complementarios, y el pediatra puede acompañar y orientar en este camino.

Prevención y vacunas
El preservativo es el único método que protege tanto de embarazos como de infecciones de transmisión sexual. Su uso debe enseñarse y reforzarse desde la preadolescencia, para que no quede como un tema tabú.

La vacunación también juega un papel clave. La vacuna contra el HPV, obligatoria en el calendario nacional, protege contra los subtipos más peligrosos del virus, responsables de cáncer de cuello uterino. La hepatitis B, también de transmisión sexual, se previene con una vacuna eficaz y segura.

Derechos y acompañamiento
Los adolescentes tienen derecho a ser escuchados y a recibir información clara. El pediatra puede ofrecer espacios de consulta privada para que los jóvenes expresen dudas o inquietudes con libertad.

El rol de los padres sigue siendo insustituible. Creerles, escucharlos y acompañarlos fortalece la confianza y reduce la exposición a riesgos. La presencia adulta, firme pero no asfixiante, es la mejor herramienta de cuidado.


En este Día Mundial de la Salud Sexual y Reproductiva recordamos que hablar del tema no es una opción, sino una necesidad. La prevención comienza con el diálogo, sigue con la educación y se refuerza con la atención médica. Y sí, la pediatría también tiene un papel fundamental en este proceso.

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