Motricidad fina en niños: descubre los hitos clave, cómo estimularla y cuándo preocuparte
¿Tu hijo desarrolla bien su motricidad fina? Conocé los hitos, juegos que la potencian y las señales de alerta que no debés ignorar.
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Motricidad fina en niños: descubre los hitos clave, cómo estimularla y cuándo preocuparte |
Por Dra. María Cecilia Rea - Pediatra y especialista en Cuidados Paliativos Infantiles (MP 9087)
¿Qué es la motricidad fina?
La motricidad fina en niños es la capacidad de realizar movimientos pequeños, controlados y precisos con los músculos de las manos y los dedos. A diferencia de la motricidad gruesa —que implica fuerza, equilibrio y desplazamientos— la motricidad fina permite acciones esenciales como tomar un lápiz, abrochar un botón, cepillarse los dientes o sostener los cubiertos. Su desarrollo es clave para la independencia del niño, el aprendizaje escolar y la vida cotidiana.
Hitos del desarrollo de la motricidad fina
El avance de la motricidad fina infantil comienza desde los primeros meses de vida y sigue un orden que los padres pueden observar:
A los 3 meses: el bebé abre las manos, deja atrás la postura en flexión y empieza a explorar su entorno.
Entre 6 y 10 meses: mejora la coordinación para agarrar objetos, golpearlos y pasarlos de una mano a otra.
De 10 a 12 meses: aparece la oposición del pulgar, un hito que diferencia al ser humano y permite la pinza fina para tomar bolitas, encastrar piezas o manipular objetos pequeños.
Entre 3 y 5 años: el niño progresa hacia la autonomía: dibuja, usa crayones, abrocha botones, se lava los dientes, utiliza cubiertos y comienza a atarse los cordones.
Reconocer estos logros permite seguir de cerca la evolución y detectar retrasos a tiempo.
Cómo estimular la motricidad fina en casa
La estimulación temprana es fundamental para fortalecer la coordinación ojo-mano. Algunas actividades recomendadas son:
- Juegos de encastre, rompecabezas y plastilina.
- Dibujo, pintura y uso de crayones o lápices.
- Juegos en puntas de pie, rayuela o actividades que impliquen equilibrio.
- Manipular objetos pequeños bajo supervisión, como colocar bolitas en frascos.
Permitir que el niño explore con curiosidad, toque diferentes texturas y se equivoque es la mejor manera de favorecer su desarrollo. En cambio, el uso excesivo de pantallas limita la práctica necesaria, ya que solo ejercita un dedo y reduce las experiencias sensoriales.
Señales de alerta que requieren consulta pediátrica
Padres y cuidadores deben estar atentos si el niño:
- No logra los hitos esperados para su edad.
- Pierde habilidades previamente adquiridas.
- Presenta movimientos rígidos, escasa coordinación o poca curiosidad por manipular objetos.
Patologías como las encefalopatías epilépticas o crónicas pueden afectar tanto la motricidad fina como la gruesa. Ante cualquier duda, consultar al pediatra es fundamental. Un diagnóstico temprano permite intervenciones oportunas y mejora el pronóstico.
El rol de los padres en el desarrollo motor
Los padres son quienes mejor conocen a su hijo. Si algo no parece normal, es importante buscar orientación médica. Si la respuesta no los deja tranquilos, pedir una segunda opinión siempre es válido. Detectar a tiempo cualquier dificultad garantiza un mejor acompañamiento y ayuda al niño a alcanzar su máximo potencial.
Conclusión
La motricidad fina en la infancia es la base para escribir, dibujar, vestirse solo y lograr independencia en la vida diaria. Acompañar cada etapa, estimular el juego y estar atentos a las señales de alerta es la mejor forma de asegurar un desarrollo pleno. Ante cualquier inquietud, el pediatra de confianza es el aliado indispensable para guiar el crecimiento saludable de cada niño.
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