Vacunación infantil: una responsabilidad impostergable para proteger la salud de nuestros niños

La vacunación infantil es esencial para evitar brotes de enfermedades graves. Por qué bajaron las coberturas, qué riesgos implica y por qué es clave recuperar la confianza en el calendario obligatorio.


La caída sostenida de las coberturas de vacunación infantil es una preocupación creciente en pediatría y un desafío urgente para las familias. Hoy enfrentamos el regreso de enfermedades que estaban controladas, algo que no debería ocurrir cuando contamos con un calendario gratuito, completo y obligatorio. Desde la práctica diaria vemos que este retroceso compromete la salud, la seguridad y la calidad de vida de los niños.

Vacunación infantil y regreso de enfermedades evitables
Las bajas coberturas de la triple viral y la triple bacteriana han abierto la puerta a nuevos casos de sarampión, coqueluche, paperas y difteria. Estas enfermedades no son cuadros menores: pueden causar neumonías, encefalitis, internaciones prolongadas y, en algunos casos, la muerte.
La vacunación infantil existe justamente para evitar este escenario. Cada dosis que se pierde deja expuestos a los niños más pequeños y a quienes tienen condiciones de salud que los vuelven más vulnerables.

Para quienes trabajamos también en Cuidados Paliativos Pediátricos, la situación es aún más clara: una infección prevenible puede desestabilizar a un niño frágil, aumentar su sufrimiento y generar complicaciones que podrían haberse evitado con una simple vacuna aplicada a tiempo.

Desinformación y falta de campañas: terreno fértil para el miedo
El descenso en la vacunación infantil no solo tiene que ver con la falta de acceso, sino con la desinformación sostenida. Circulan discursos sin sustento científico que generan dudas, y cuando falta orientación clara desde organismos oficiales, las familias quedan expuestas a mensajes peligrosos.

Es fundamental recordar que el calendario de vacunación obligatorio se basa en décadas de evidencia. Las vacunas fueron diseñadas para prevenir enfermedades graves, no para generar daño. Su seguridad y eficacia están ampliamente comprobadas en millones de niños en todo el mundo.

Por qué la vacunación infantil es un acto de responsabilidad colectiva
Vacunar no protege solo al niño que recibe la dosis. Protege a toda la comunidad, especialmente a quienes por razones médicas no pueden vacunarse y dependen de la inmunidad colectiva para estar seguros.
Cuando las coberturas caen, estas personas quedan expuestas. Y cuando aparece un brote, el impacto sanitario y económico es mucho mayor que el esfuerzo de sostener una campaña de vacunación eficiente.

La vacunación infantil no es opcional: es un compromiso social. La salud pública se sostiene cuando todos hacemos nuestra parte.

Recuperar la confianza: el rol de las familias y el rol médico
Es comprensible que las familias tengan dudas. La información circula rápido y no siempre es confiable. Por eso es clave que la voz autorizada sea la del equipo de salud. Los pediatras estamos para acompañar, educar y orientar con claridad.
Las vacunas deben aplicarse en tiempo y forma. No se “postergan”, no se “espera a que pase algo”, no se completan “cuando haya un hueco”. La vacunación infantil es una prioridad concreta.

Cuidar la salud de los niños empieza por prevenir. Y no existe herramienta preventiva más efectiva, segura y accesible que una vacuna.

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